Es una historia de reconciliación madre-hijo, pero también es la denuncia de lo cara que es a la salud mental, la carencia afectiva. Saberse solo hasta la locura. Tampoco cae en un facilísimo acusatorio, cada uno hace lo que puede. Lo que más me gustó, además de la prosa tan brutal como poética, es la honestidad. Porque aunque la reconciliación funciona como bálsamo y hasta como leitmotiv, no hace magia. Hay algo que permanecerá siempre en el orden de lo irreparable. «Te he querido Aleksy, te he querido como he podido». Saberlo no borra el daño, pero salva. ¿Salva?

1 comentario en «El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes»
Buenísima recomendación!