Movimiento. Los poemas de Laura López -como ella- no se quedan quietos, sin embargo, no producen inquietud. Son juncos o mujeres mecidos por un mismo ritmo, quizás un amor invisible que ella sabe oír. Con la síntesis de la epifanía, de quien prefiere las intermitencias del silencio y su voz clarificada, su poesía puede abarcar tanto el deseo erótico, la percepción alegre del instante o lo que mancille la plenitud. Y misterio, una gran fascinación por el misterio que tantean los sentidos y el pensamiento.
Fin de semana largo propone una lectura que debe adquirir la velocidad necesaria para atravesar curvas y diagonales: una geometría que se sustenta en la silueta de la naturaleza, en su cualidad efímera, dispersa, mutable. Es un libro luminoso, ondulante, a favor del viento y su música variable.
Noelia Rivero